1. Siempre que sea posible hazte con unas buenas gambas preferentemente sin pelarCortar o arrancar la piel, pelo o corteza de un alimento.. Si no te queda otra y finalmente hay que comprarlas ya peladas y congeladas fíjate bien que su origen no sea China, pues no siempre se siguen unas normas de procesado que podamos considerar óptimas en nuestras latitudes. Además de su textura demasiado blanda, por los tratamientos químicos recibidos, presentan sabor a lodo, fango, etc. Nada recomendables vamos.
2. Una vez tengas las gambas descongeladas y peladas, sécalas bien y añade una pizca de sal, pero sin excesos. La presencia de ajo en esta receta potencia el punto de sal del preparado final.
3. Ahora calienta una sartén o cazuela de barro, vierte el aceiteGrasa obtenida de elementos vegetales tales como olivas, soja, girasol, etc. de oliva y añade el ajo laminado y la guindillaPimiento fino y alargado muy picante que se suele conservar seco o encurtido. cortada en finos aros.
4. Cuando el ajo comience a dorarse incorpora las gambas. En este momento sube la potencia del fuego al máximo para cocinar las gambas unos 30 segundos, nada más, hasta que pierdan el color a crudo y se vuelvan blanquecinas.
5. Vierte entonces un chorro de vino fino de Jerez y deja reducirDisminuir el volumen de un líquido por medio de la evaporación, hasta que espese o concentre sus propiedades. unos segundos. Agrega finalmente las gulas y mezcla bien el conjunto.
6. Retira del fuego y espolvorea con perejil fresco picado al gusto.
7. Sirve en cazuelitas individuales, en montaditos, como complemento a unos buenos huevos rotos, huevos revueltos,... etc.
Declaración sobre ALÉRGENOS: revisa la lista de posibles alérgenos de la marca de gulas que elijas para elaborar esta receta.