1. Corta dos tiras de costilla de cerdo fresca en trozos menudos. Es evidente que la dureza del hueso supondrá un pequeño problema a la hora de cortarlas, de modo que pide a tu carnicero que la trocee por ti. (No te arriesgues)
2. En un morteroRecipiente generalmente de mármol compuesto por vaso y mazo que sirve para majar o machacar ciertos alimentos o preparados. coloca los dientes de ajo pelados y fileteados y un poco de sal gruesa. Machaca hasta obtener una pasta homogénea.
3. Añade el pimentón dulce y picante, orégano, vino blanco y vinagre. Trabaja bien hasta formar un adoboPreparado elaborado con hierbas aromáticas, vino, vinagre, grasa... empleado para condimentar carnes y pescados. homogéneo y untuoso.
4. Incorpora finalmente el aceiteGrasa obtenida de elementos vegetales tales como olivas, soja, girasol, etc. de oliva y remueve hasta incorporarlo al adoboPreparado elaborado con hierbas aromáticas, vino, vinagre, grasa... empleado para condimentar carnes y pescados. .
5. Vierte entonces este preparado sobre las costillas troceadas removiendo bien para que se impregnen de esta aromática mezcla. Deja reposar en el frigorífico al menos durante dos días. Remueve a diario un par de veces.
6. Transcurrido el tiempo de reposo que consideres oportuno retira del frigorífico unos 30 minutos antes de elaborarlas.
7. Calienta el aceiteGrasa obtenida de elementos vegetales tales como olivas, soja, girasol, etc. de girasol en una sartén, a fuego medio, y cuando comience a humear ligeramente incorpora la mitad de las costillas. Fríe a fuego medio unos 7-8 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que resulten bien doradas. Repite la operación con el resto de costillas adobadas.
8. Acompañalas con guarnición de patatas fritas o al vapor y unos pimientos italianos fritos o al horno.