1. Lava los pimientos y sécalos con ayuda de un paño o papel de cocina.
2. Impregna la superficie con un poco de aceite de oliva, con los dedos o con ayuda de una brocha. No retires el rabo ni hagas cortes en la superficie de la hortaliza.
3. Colócalos sobre una bandeja o fuente e introdúcelos en horno precalentado a 250ºC y ásalos de 10 a 15 minutos, hasta que la piel se despegue de la carne del pimiento.
4. Retíralos del horno e introdúcelos en un recipiente con tapadera. Deja reposar unos 10 minutos para que "suden" y terminen por suavizar su textura.
5. Una vez templados, retira el rabo, las semillas y la piel. Córtalos en tiras finas y colócalos en un plato o bandeja.
6. Aliña a tu gusto con aceite de oliva, un poco de vinagre y escamas de sal.